Cerveza en Islandia



En mi primera colaboración en este blog voy a comentar algunos aspectos curiosos sobre la cerveza en uno de los países más pintorescos de Europa y que tuve la suerte de visitar: Islandia.

Para ponernos en contexto, valga como dato relevante que la cerveza en Islandia no fue legalizada hasta ¡el año 1989! . El mismo año que el muro de Berlín cayó, el parlamento islandés aprobó la legalización de la cerveza, la última bebida alcohólica que superó este trance. 
No obstante, antes de 1989, las cervezas (por llamarlas de algún modo) por debajo de 2.24 grados eran legales, y de hecho, queda alguna reminiscencia de esta costumbre en la Islandia actual, ya que si cualquiera de vosotros quisiera comprar una cerveza en cualquier supermercado islandés, tendría que conformarse con una Pilsner de 2.25 %. Yo mismo fui testigo de la enorme decepción que es pensar que uno se va a beber una cerveza y termina probando un brebaje de gusto dudoso, como la Egils Pilsner.

Egils Maltextract (tostada) y Pilsner son los sucedáneos de cerveza que puedes encontrar en cualquier supermercado islandés

Si lo que deseas es consumir cualquier bebida alcohólica en Islandia, o bien vas a un pub y pagar los 8-9 euros que te puede costar una pinta allí, o por un precio inferior, pero tampoco para echar cohetes, debes ir a las Vínbuðin, o lo que es lo mismo, la única cadena de supermercados autorizada para vender bebidas alcohólicas, básicamente porque está gestionada por el estado. Lo más divertido de las Vínbuðin es su limitado horario, ya que cierran los domingos, los sábados solamente abren de 11:00 a 14:00 y el resto de los días abren de 11 a 18 horas (salvo los viernes, que se estiran un poco más y cierran a las 19:00). Pasada la hora de cierre, es imposible conseguir alcohol salvo en los bares, y aparte de Reykiavik, Islandia no se caracteriza por tener muchos bares per cápita.

Si vas a ir a Islandia y tienes la más mínima intención de comprar alcohol, recuerda este logo y los horarios, porque en los supermercados islandeses no está permitida la venta de alcohol.


Otra reminiscencia de la época de la prohibición la podemos encontrar en la bebida típica islandesa, el Brennivín, un destilado de apariencia y graduación alcohólica similar al vodka, pero con un sabor herbal muy característico, ya que en su preparación se añaden plantas como la alcaravea y el comino. Su nombre, Brennivín, significa vino ardiente en islandés (nótese la semejanza con el inglés "burning wine"). El origen de su característica etiqueta procede de la idea que tuvo el gobierno islandés en 1935, cuando este fue legalizado, y para volverlo menos atractivo, obligó a que su etiqueta fuese impresa en negro para así volverlo menos atractivo a ojos de los compradores. Ahora bien, esta decisión causó el efecto contrario y es la bebida más alcohólica más célebre del país y uno de los recuerdos obligados que los turistas se llevan a casa.

Botella de Brennivín con su característica etiqueta negra, diseñada en principio para disuadir al público de su compra. Curiosamente, el sitio donde más barata se puede encontrar esta bebida es la tienda duty-free del aeropuerto de Keflavik, así que el momento de vuelta a casa es el idóneo para comprarla.

Si ya nos ceñimos a las cervezas más comerciales islandesas, proliferan las lager escasas en sabor y de no muy alta graduación, siendo Gull, Brió o Thule ejemplos claros y que no aportarán gran cosa al bebedor experimentado. Con una mayor gama de sabores, pero sin salirnos de los parámetros de las cervezas comerciales, tenemos la Viking, muy fácil de encontrar en toda Islandia, y que dispone de además de la consabida lager, de cervezas tipo ale, pilsner e incluso stout. En las tiendas Vínbuðin de Reykiavik, o incluso en el aeropuerto de Keflavik, se venden estuches con los cuatro tipos de esta cerveza, ideales para regalo.

Lata de 33 cl de Thule. Thule en las culturas clásicas era un término referido a una isla imaginaria, situada en el lejano norte, e identificada frecuentemente con Escandinavia, aunque también podría ser relacionada con Islandia.



Un típico almuerzo islandés, consistente en carne de cordero asada con guarnición de verduras, acompañado por una cerveza Viking. La abundancia de ganado ovino en la isla, hace que el cordero sea uno de los platos típicos. Además, es muy frecuente que ovejas no muy habilidosas invadan la carretera, por lo que hay que tener especial precaución cuando se conduce en Islandia, si no se quiere atropellar a una.


No obstante, en Islandia hay ciertas referencias de calidad que me sorprendieron, ya que me eran desconocidas hasta que visité la isla. Por ejemplo, una cerveza relativamente fácil de encontrar en tierras islandesas es la Einstök. La primera vez que la probé fue en las aguas termales de Myvatn, cerca del lago del mismo nombre al norte de la isla. Por 900 coronas islandesas (7’19 €), pude probar la Arctic Pale Ale, que realmente es una APA con tres lúpulos (Cascade, Northern Brewer y Hallertau Tradition) de un sabor más que aceptable y con baja graduación (5’6%). Pese a que tuve que beberla en vaso de plástico, ya que no se permite el uso de cristal en las piscinas termales, fue un gustazo bebérsela en una piscina con el agua a 38 grados, mientras que la temperatura exterior era de 5 grados. Estas buenas sensaciones me llevaron a probar su segunda cerveza más conocida, la Icelandic White Ale, una ale suave y refrescante con tonos cítricos y aromáticos, ya que en su preparación se añade cáscara de naranja y cilantro. Einstök es definitivamente una referencia a probar, y se puede adquirir en alguna web especializada. Elaborada en Akureyri, la segunda ciudad en tamaño de Islandia (poco más de 18000 habitantes, en un país de 336000 personas), situada a solamente 98 kilómetros del Círculo Polar Ártico, tiene también cervezas tipo porter, winter ale, pale ale, doppelbock y wee heavy.

Arctic Pale Ale y White Ale de Einstök

Pero sin duda la sorpresa más agradable fue la Kaldi, una microcervecería también situada en un pequeño pueblo del norte de Islandia, la cual descubrí por casualidad cuando volvía de un avistamiento de ballenas en un fiordo partiendo desde la pequeña aldea de Hauganes. Como dato pintoresco, esta microcervecería ofrece, previa reserva, un spa de cerveza único en Islandia. En lo que se refiere a las variedades, pude probar una ale de estilo inglés y una dark ale, de sabor muy agradable y que no tienen nada que envidiar a muchas realizadas en el Reino Unido. Con ganas de más, y también de llevar algún obsequio, pregunté en la barra si podría comprar algunas botellas para llevar, pero me topé con otra reminiscencia de la ley seca islandesa: la camarera, con mucha educación, eso sí, me dijo que la ley islandesa prohíbe comprar alcohol en cualquier establecimiento que no sea una tienda Vínbuðin, es decir, que lo único que podía hacer era consumir la cerveza ahí, pero nada de llevarme botellas a casa. Como tenía que conducir, me fui con dos medias pintas probadas y una gran decepción. Además de la fábrica en el norte de Islandia, Kaldi tiene un brew pub en Reykiavik, acogedor, sobrio y con dimensiones reducidas, como los establecimientos de este país en general, así que no os imaginéis un brew pub como los que se pueden ver en las grandes ciudades europeas.

Una cerveza ale servida en el bar de la fábrica de Kaldi al norte de Islandia, y a la derecha, el Kaldi Bar de Reykjavik.

También merece una mención especial la cervecera radicada en Reykiavik Borg Brugghús, quien tienen probablemente la gama más amplia de cervezas de gran calidad en el panorama islandés. Fáciles de encontrar en las tiendas Vínbuðin de todo el país, tienen cervezas de prácticamente todos los tipos, incluso rauchbier, saison o sour, las únicas de este tipo que vi elaboradas por una fábrica islandesa. Solamente pude probar la Session IPA, cerveza equilibrada de gusto agradable y afrutado, con toques cítricos y una graduación más alta que una session al uso, que haría pensar a más de uno que se trata de una IPA. Sin duda, tengo pendiente seguir probando su amplia gama.


Session IPA de Borg Brugghús
                         

Para terminar, no puedo olvidarme de una influencia que la cultura islandesa tiene en el panorama de la cerveza artesana en España. La microcervecera donostiarra Mala Gissona se inspiró en los balleneros vascos que faenaron las costas de Islandia desde al menos 1412 para adoptar su nombre. Al parecer, el vínculo entre los pescadores vascos y los islandeses hizo posible que se crease un "pidgin" o lengua común con elementos del islandés y el euskera. Hoy en día se conserva un documento de la época con 745 palabras en vasco-islandés, siendo este el diccionario más antiguo de una lengua viva en Islandia. En este documento se encontró la frase "for ju mala gissuna", que significa "tú eres un hombre malo" y que podría ser una forma que los islandeses podrían haber usado para referirse a los balleneros vascos que llegaban a sus costas. Además, una de las cervezas de Mala Gissona, la Höfn, Porter bastante aceptable, adoptó su nombre del islandés, ya que esta palabra significa puerto en dicho idioma. Además una de las ciudades del sur de Islandia tiene este nombre, y como es lógico, está situada en un puerto pesquero que daba un curioso olor a pescado a toda la ciudad, algo que pude experimentar en el rato que pasé en esa ciudad.


Vista general de la ciudad de Höfn. Debajo la porter del mismo nombre de Mala Gissona.

Esperamos que os haya gustado y si viajáis a este pintoresco país, que os sirva para encontrar las cervezas sin sorpresas.
                                                                                 Juanlu